El Covid 19 es tanto un asunto cultural…
…como un asunto de salud, ya que su control no depende de hospitales y recursos sanitarios si no de la conducta de la gente – lo bien o mal que nos comprometemos con el distanciamiento social. La recuperación del desplome económico en 2008 fue concebida a un gran coste social; los intereses de nuestros sistemas bancarios reemplazaron a los de la sociedad y no se consultó un modelo económico basado en el paradigma de crecimiento y el aprovechamiento de los recursos naturales. Este virus, sin embargo, plantea una amenaza existencial, ya que amenaza nuestras vidas y las de nuestros seres queridos y, posiblemente, el tejido político de nuestras sociedades. La supervivencia ahora depende de nuestro sentido de la solidaridad y comunidad para unirnos todos actuando por el bien público y por encima del interés personal o la prevaricación económica.
La adaptación al aislamiento se está basando en actividades culturales prioritariamente y, en estos tiempos de crisis, las perspectivas se transfieren simultáneamente a un sistema de valor centrado en la población. Para los que trabajamos en el sector cultural, y que tenemos que pelear cada vez más por el valor cultural en términos de datos económicos, de criterio y estadísticos (datos útiles dentro de ciertos parámetros), las medidas que se han tomado han considerado esta vez una métrica completamente distinta. Impulsar la economía, siendo ésta vital, nos exigirá persistir en nuestros comportamientos culturales colectivos, ya que éstos sostienen y contribuyen a nuestro bienestar, estando éste además mejor integrado, reflejado y sustentado por políticas gubernamentales. La calidad de nuestras vidas está relacionada con nuestro conocimiento humano de cómo estar en el mundo y el balance final no es simplemente la gestión de la restitución económica medida en unidades de productividad., comodidad y consumo. Hay mucho más en juego. A medida que las realidades económicas se restablecen, han de hacerse elecciones; los valores que aluden a la cultura y el patrimonio pueden enseñarnos como seguir adelante; yendo desde las ciudades y entornos en los que participamos, diseñamos y en los que vivimos hasta garantizar el acceso, respeto y cuidado de nuestro patrimonio y las actividades creativas que éste origina. Reconocemos con gran claridad ahora mismo que estas actividades son primordiales para la experiencia humana. Son las conductoras de nuestro discurso social y económico y, por tanto, de nuestra futura recuperación.
Indudablemente, estas son cuestiones con las que los conservadores-restauradores tendrán que lidiar en los días posteriores al covid. Puede que el cuidado de nuestra cultura material durante esta pandemia no se considere una prioridad ante la amenaza hacia la salud humana, pero el sector deberá de hacer un gasto de dinero coherente en la conservación-restauración del patrimonio de cara a la recesión económica a la que todos haremos frente.
Tendremos que saber cómo defender que el ‘paradigma’ ha cambiado, y que el patrimonio se necesita ahora más que nunca debido a la propia naturaleza de la sociedad. Los que cantan en sus balcones lo entienden y la creatividad liberada a través de todos los medios de comunicación demanda ser preservada. Tendremos que usar los recursos de la Comisión Europea y precisar que el trabajo de desarrollar un enfoque integrado hacia el patrimonio cultural se ha aplicado urgentemente.
Susan Corr
Presidenta de E.C.C.O.
Traducción gracias a Pablo G. Lumbreras, P5